El único debate que no admite discusiones es el del resultado. ¿Se jugó bien?...y a la luz del final de la historia podría decirse que sí. ¿Fue Morón a ganar el partido?. Seguramente sí. ¿Hizo méritos para ganarlo?. Solo uno, y el más importante: fue prolijo y obedeció al pie de la letra a un plan.
Lo que sucedió es que en frente el rival, que en esta ocasión fue Brown de Adrogué, tenía un proyecto bastante similar al del Walter Otta, pero la diferencia estuvo en el error del penal cometido a Alonso. Y a planes similares y rendimientos parecidos, la balanza suele inclinarse al que comete menos errores. El local tuvo uno y lo pagó caro.
Con un esquema que ya le conocemos al técnico de Morón, el Gallo salió con cuatro en línea (Paredes, Sebastián Martínez, Mayola y Nico), dos volantes defensivos (Lillo y Emiliano Méndez), dos bien abiertos (Guzmán y Mauricio Alonso), uno libre (Rodrigo Díaz) y uno arriba (Javier Rossi).
De todos ellos tenemos que destacar el excelente debut de Sebastián Martínez Aguirre que literalmente manejó a toda la defensa. Ganó todo de arriba y de abajo y se encargó de acomodar a sus compañeros para que Milton Alvarez fuera un mero espectador más.
Luego Paredes (cada vez más importante en este esquema), Mayola y Nicolás Martínez cumplieron sin errores sus papeles.
Quizás Lillo y Emiliano Méndez tuvieron algunos desacoples. El primero en las entregas de lo que recuperaba y el segundo en la recuperación de pelotas ajenas.
Mauricio Alonso (otro debutante) dio señales de un interesante proyecto de volante con llegada, y justamente a él le cometieron la falta del penal.
A Guzmán ya lo conocemos...muy atento a no dejar solo a Paredes. Rodrigo Díaz es distinto en todo: en esa capacidad de limpiar rivales y en esa insistencia de hacer una de más. Pero a la hora de pararse frente al penal que era el triunfo fue implacable.
Rossi lo de siempre. Eterno luchador en un esquema que parece olvidar a su delantero cualquiera sea el apellido.
A los catorce del complemento una corrida de Mauricio Alonso por la izquierda termina en falta dentro del área. Penal sin discusiones y uno a cero. Luego los cambios para cerrar aún más la historia: Valentín Perales ingresó por Alonso y con esto se armó una línea de tres centrales y dos marcadores abiertos. Listo, todos sabíamos que quien no se equivocara, ganaba. Y la historia ya estaba escrita.
Tres puntos que cambiaron todo: te sacaron del descenso, te metieron en el reducido y la copa Argentina. ¿Qué loco no?, y no es de extrañar teniendo en cuenta que todos están peleando por algo en una baldosa.
Tres puntos vitales, y lo serán mucho más si se validan con Ferro el próximo finde en el Nuevo Urbano.
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