viernes, 10 de febrero de 2017

Para alimentar la ilusión

                                                                                      Por Luis Marcenaro



Ante la eterna espera por el retorno del fútbol argentino, los equipos no paran de armar amistosos, y el Gallo es uno de ellos. El rival esta vez fue All Boys, una linda medida ante un equipo de una categoría superior para ver como viene el entramado de Walter Otta. Con un once que salió conformado por: Álvarez; Ferreira, Gasperi, Mayola, N. Martínez; Guzmán, Giménez, Lillo, Pardo; Gerardo; Rossi.
 Morón trato de hacer lo que fue común denominador en todos los partidos de preparación. Salir jugando de abajo, y tratar de ser prolijo. Por momentos lo logró. Mantuvo la posesión del balón pero careció de profundidad, de movilidad y creatividad en los últimos metros. Con Rossi siempre al acecho para pescar algún rebote o error de los centrales, las pinceladas habituales de Gerardo que le permitieron al público levantarse, y las corridas por izquierda de Pichín, se vio lo más interesante del equipo. El gol al fin y al cabo no provino de una jugada elaborada o algo similar, sino desde un córner desde la izquierda de Gera que cayó a la altura del primer palo y encontró la testa del Bicho Rossi. 
La segunda mitad del encuentro comenzó con cambios. No futbolísticos sino de nombres. Ingresaron Minici, Ramírez y Damián, en lugar de N. Martínez, Pardo y el Bicho. Si hay algo para destacar y rescatar de los segundos 45´ fueron las proyecciones de Ferrerira por el andanivel derecho. A diferencia de lo que solían ser las excursiones en ataque del Puntano en su momento, estas fueron con criterio y determinación, para llegar al fondo y tirar un centro o jugarla hacia atrás. Con el ingreso de Broggi por Gerardo, el juvenil se acomodó en el lateral derecho y Ferreira de volante. Esto permitió a Ramírez dejar la banda izquierda (a la que fue Guzmán) y ubicarse de segunda punta. Fue allí donde se vieron los mejores minutos de ex Los Andes. Sobre el final llegó el inesperado empate del Albo. Un zapataso de Dal Casón que se incrustó en el ángulo derecho del arco defendido por Milton, un "gol de otro partido" como suele decirse, que deribó en que el encuentro se defina por penales. El uno del Gallo en la tanda de tiros desde los doce pasos esta vez fue Álvarez. Y también fue determinante. Le atajó el primero a Vildozo. El último penal lo ejecutó Nico Gásperi, y de que manera. Aseguró fuerte arriba al palo derecho y selló la victoria 4-2 de Morón. El resultado en este tipo de compromisos es anecdótico mas allá de que siempre viene bien ganar. Pero si se juzga lo futbolístico, el equipo de Otta aprobó. Tratando de ser paciente y claro con la pelota, combinando buen pie y desequilibrio por los costados, Morón se perfila para ser un equipo con variantes ofensivas. ¿Algo que hasta el momento no se vio demasiado? Profundidad. Pero de a poco, el Gallo va tomando color.

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