Huevo y Corazón

Deportivo Morón tuvo una prueba de entereza y templanza. Colegiales fue uno de los mejores conjuntos que visitó el Urbano en esta temporada. Y a pesar del uno a cero en contra, el empate llegó casi sin respiro cuando Giménez le pone una pelota cortada a Javier Rossi y éste la toca sobre la salida del arquero para decretar el empate. Pero lo llamativo es ver salir al "Bicho" gritando y dudando sobre si la pelota había entrado toda o el defensor de Colegiales la había rechazado antes del gol, mientras que Emanuel Giménez "presionaba de cerca" al juez de línea para que convalidara la conquista. En definitiva, el empate era justo. Luego una segunda amarilla para Gásperi, deja al Gallo con diez y mucho camino por recorrer. Era sabido que lo único que servía era el triunfo. Así y todo, Colegiales tuvo que repartir dominio con un equipo que a pesar de la inferioridad numérica nunca se achicó. Morón arrinconó al "Trico" con despliegues superlativos de Mayola, Mendieta y Rossi. Y el mismo goleador, luego de un tiro de esquina rápido y preciso de Gerardo, estampó el segundo gol de cabeza al ángulo.
El dos a uno emparejaba las historias: Colegiales tenía un jugador más pero Morón un gol arriba. De allí en adelante fue acomodarse y esperar la propuesta de los de Kopriva y salir de contra con Junior Mendieta o Rossi. Los cambios fueron justos y defensivos. Lillo, Basualdo (huevos de acero) y Francés entraron por Gerardo, Mendieta y Yassogna respectivamente. Morón se afirmaba en el fondo mientras la visita moría en los intentos. Los cincuenta minutos finales parecían eternos, no por las zozobras sino por ese karma de los finales angustiosos que merodean la cabeza de los hinchas. Morón ganó, nada que reprochar y sigue en carrera. A cuatro de la punta y con nueve puntos en juego. Eran cuatro finales. Se ganó la primera, restan tres.