Menos violines, más contrabajos.

Sin tantas luces, sin tantos toques, sin el "jogo bonito", Deportivo Morón volvió al triunfo y en esta ocasión frente a uno de los que peleaban por el ascenso.

Luego del mal partido y derrota frente a Comunicaciones, Otta metió mano en el equipo y trató de parecerse a uno más compacto en todas las líneas. Francés volvió al fondo (y lo hizo bien), acompañado por Broggi y Mayola. Maxi Jerez alternó volantear por derecha y sumarse al fondo para dar una mano. Toledo se plantó en el medio pero casi sin cruzar al campo rival. Por allá Giménez y Lillo completaron el sector central  y Gerardo con Díaz trataron de abastecer a Rossi.

Claro que el esquema se resintió y quien más lo notó fue el "nueve" ya que no tuvo una sola clara en el partido salvo un centro cruzado en el inicio que no pudo conectar a la red.

Pero minutos después, en una jugada similar, Lillo pisa el área, saca un centro pasado que supera al "Bicho" y en el segundo palo y solo empuja Emanuel Giménez.

Luego fue la nada. Ni para el local ni para Morón. Emanuel Francés y Broggi se cansaron de sacar todo del fondo, Milton Alvarez casi no tuvo trabajo, y a pesar de que sobre los postres Fénix comenzó a mandarse con todo para buscar el empate, Morón no pudo sacar un solo contragolpe para definir la historia. Ni Yassogna (que reemplazó a Lillo lesionado) ni Pardo pudieron quebrar la débil resistencia que iba dejando el local a medida que pasaban los minutos. De todas formas, Cristian Yassogna entró más de volante que de atacante. Y con el uno a cero puesto, su función fue impedir llegadas contrarias.

En síntesis, este Morón se pareció más a un equipo de Blas que de Walter. Pero los tres puntos no se discuten. Lástima que el único "premio" que nos regala este torneo corto está tan lejos.