Y el campeón estuvo en casa.

Pero no fuimos nosotros. Es que esa rara mueca del destino hizo que la última fecha fuera una tarde para vibrar con la radio en la oreja. Brown de Adrogué fue un justo campeón. Y si al hincha del Gallo le preguntaban cuál de los tres candidatos elegía, sin lugar a dudas, la decisión apuntaba hacia el sur.

Que el equipo del entrañable Pablo Vicó se quedara con el ascenso no fue sorpresa. De los 42 partidos que jugó, ganó 23 y empató 12. O sea que de los 126 puntos en juego obtuvo el 64%. Tuvo la segunda delantera más goleadora con 60 tantos (seis menos que Atlanta) y la segunda valla menos vencida con 30 (seis más que Defensores de Belgrano).

Y para colmo, los astros se le alinearon de tal manera que ni siquiera tuvo que prometer nada a los rivales de los otros dos candidatos al título porque se enfrentaban entre ellos. Sin lugar a dudas, el sábado 14 de noviembre quedará en un imborrable recuerdo para los hinchas tricolores ya que sobre la hora pegaron el grito final de "campeones".

Y del partido:

Morón hizo lo que pudo y más. Pero en todo momento, a veces más y otras menos, la diferencia de categoría entre un equipo y el otro fue notoria. Hasta podríamos hablarlo detenidamente línea por línea. Comenzando por el "uno" y terminando en el banco de suplentes desde donde vino definitivamente el gol del ascenso.

El "techo" del campeón es mucho más alto que el nuestro. Morón jugó a lo mismo. Trató de ser prolijo, de no equivocarse, y conocedor de sus limitaciones creativas, acercarse al arco rival.

Un Morel que da lo que puede, y dentro de ese combo te saca una de gol y sale en los centros como un arquero de potrero. El fondo casi sin fisuras descontando que la franja izquierda siempre es la más floja. El medio campo luchador con Yassogna, Lillo y Montenegro pero sin ideas para sumarse al área rival.  El "Kili" Peralta de lo más parecido a un jugador de este deporte, hasta donde le da la nafta. Y los dos de arriba demasiado tibios para un equipo que tiene pretensiones. Luego Mendieta trató de desequilibrar pero parece ser que a este joven le está costando conseguir el equilibrio respecto a su conducta en un campo de juego.

En síntesis, no extrañó que el Campeón ganara, porque tenía más con qué apostar y lo hizo. Y Morón comenzará a transitar su segundo reducido consecutivo y de visitante frente a Barracas, que a pesar de haberle sacado los seis puntos en juego, terminó sobre nosotros en la tabla final.

Crecimos:

Cuentan los que más saben, que es la primera vez que un rival da una vuelta en nuestra casa, sea la vieja o la nueva. Y salvo algún "tarado" que pretendió que los jugadores de Brown no festejaran el gol agónico y la obtención del título, debo ser sincero y decir que me emocionó cuando empezaron a surgir tibios aplausos que se fueron generalizando a medida de que el plantel rival se abrazaba en el campo de juego. Porque esto es crecer, sabiendo y conociendo todo lo que nos pasó y esta eterna negación de una alegría para nosotros. Porque aplaudir a un rival es envidiarlo pero sanamente, sin desearle el mal. Es reconocer que hizo las cosas mejor que uno. Es mirar y empezar a entender cómo se juega a esto. Y sabiendo todo esto, quizás podamos encontrar nosotros también ese camino a la victoria.

Del Reducido:

Los cruces quedaron de la siguiente manera: Estudiantes recibirá a Platense. Defensores de Belgrano a Tristán. Atlanta en Villa Crespo será local de Almagro y Barracas-Morón (miércoles a las 17 hs.).

Recordemos que no hay ventaja deportiva, es a un solo partido y en caso de igualdad habrá tiros penales para definir quién pasa a la etapa siguiente.