La noche del menos uno

Foto: Osvaldo Abades (h) 153-920-5117

Y una noche el agua nos entró por el lugar menos pensado. Temperley y Morón no se sacaron diferencias en el juego, salvo en los errores en un lugar clave: el arco.

No nos habíamos acomodado cuando un centro intrascendente es cabeceado por Mayola ante la corpulencia del número nueve rival (Luis López), la pelota toma altura en el área chica y Leguizamón que amaga a salir con los puños, se queda en el intento  viendo cómo la pelota va derechito a la cabeza del otro delantero celeste (en este caso Corado) que conecta para el uno a cero. Tanta pasividad del "uno" local dejó en silencio a un estadio que soñaba con la sexta al hilo.

Luego de esto, el partido casi no tuvo situaciones de gol, salvo una jugada anulada por el juez en el área de Morón donde nuevamente en otra floja actuación de Juan Cruz Leguizamón la pelota va al fondo del arco del gallo aunque todo había sido invalidado por una mano del atacante visitante.

El segundo tiempo tuvo el mismo trámite y la misma sorpresa. Una pelota larga para una contra "celeste" que se va abriendo hacia el córner y Leguizamón que duda y sale muy lejos de su área como para rechazar. Calcula mal el pique y el estado del terreno, es superado por el balón y el delantero contrario y de esta manera  con el arco sin protección, centro atrás y Luis López que convierte el dos a cero. Para un equipo de Ricardo Rezza, esa es mucha ventaja. 

A los pocos minutos Damián Akerman clava el descuento de tiro libre al ángulo (lo mejor de la noche) y las ilusiones volvieron al Urbano. Pero los de Pasini intentaron y no pudieron ante un equipo rival sólido y decidido a conservar la diferencia que los errores del uno rival les había regalado. Sólo un remate del histórico goleador que pegó en la parte externa del arco fue lo más peligroso que acercó el gallo hasta el final.

En definitiva, lo que otrora nos había dado Leguizamón, lo perdió anoche. Los triunfos de Flandria y Defensores vuelven a levantar la temperatura del final aunque el margen de los últimos quince puntos obtenidos todavía nos da un suficiente oxígeno como para pensar que con seis más no dependemos de nada ni de nadie. Pero, hay que sacarlos. El martes contra un decaído Estudiantes quizás sea la oportunidad de borrar de las memorias esta noche, la noche del menos uno.

Cortitas:

* Mariano Martínez solito sumó ocho puntos. Cuatro en el tobillo y cuatro en la cabeza luego del corte de ayer. Con estos ocho estaríamos recontra salvados y ya clasificados.

*Blanditos, tanto Orihuela como Luis Ferreyra parecen tener un muy buen despliegue pero debilidad en la marca en el uno a uno contra los rivales. Puchero, le decíamos en el barrio.

*Granero quiere pero  no puede. Sobre todo en el primer tiempo, entregó casi todas las pelotas a rivales. Alguien en la platea gritó que le pusieran un pechera celeste como para ver si el destino de los pases eran para los de blanco.

*Esta vez regó San Pedro. Pasini no dio la orden pero desde arriba mojaron la cancha. El estado tuvo mucho que ver con el segundo gol del "gasolero".

*Poca y mucha. Si bien el Urbano siempre tiene un piso de concurrentes que es muy alto, anoche se esperaba más público sobre todo teniendo en cuenta los cinco partidos ganados. El tiempo, la plata, la tele...

*Crivelli calentó la noche. Salió temprano a practicar sobre el arco local y con algunos gestos levantó la temperatura de todos, más de los auxiliares de Morón y de algún integrante de la sub comisión de fútbol que lo "invitaron" a irse de la cancha.

*Y como Crivelli no hizo caso, el mismísimo Presidente Diego Spina lo obligó a abandonar la zona ante el capricho del uno celeste que no se quería ir. Luego del partido fue el que más festejó y lo hizo bien a la  vista de todos, nos quedamos calentitos.

*Este finde "gran reunión gran". Todos los posibles integrantes de la lista para los comicios se van a juntar para limar asperezas y tratar de llegar a buen puerto.

*Diego Spina no quiere hablar del tema y reconoce que la presión es muy grande ya que hay un sector que decididamente le bajó el pulgar al otro y condicionó su continuidad o llegada a la C.D.