Un cierre a toda orquesta

El Gallo le puso el broche de oro a la primera ronda de la temporada con una goleada inapelable por 4 a 0 ante Flandria y, además de despegarse del fondo, volvió a prenderse al tope de las posiciones de la categoría.

Sólo hubo partido durante algunos minutos. Sin demasiado fútbol pero con empuje, el Canario arrancó las acciones yendo encima de Migliardi. Eso duró hasta que a los once, el Gallo hilvanó la mejor jugada del partido. La originó Barbieri por derecha, la continuó Gerardo para Mariano, que la abrió a la izquierda para Orihuela. El Oreja pisó el área y la cruzó para la entrada de Akerman, que se estiró y la punteó al gol.

El 1 a 0 fue lapidario para el endeble ánimo de la visita. Más allá de que Morón no fue incisivo en el resto de la primera parte, el pobre Flandria ya se arrastraba por la cancha. Apenas algún intento de Lucas Ferreiro le sacaba la modorra al equipo de Fernado Ruíz.

A todo esto, Morón iba pero sin precisión en el último pase. El calor parecía hacer mella en el rendimiento de algunos futbolistas y el tiempo se fue sin que el marcador se volviera a mover.

Igual que ante Defe, los golpes llegaron en los arranques de cada etapa. A los once de la primera había golpeado Akerman. Y a los seis de la segunda, Mariano Martínez le dio el tiro de gracia. Una contra furibunda encontró a Damián entrando al área por derecha pero cubierto por un defensor. Entonces el goleador esperó la entrada de Mariano y lo habilitó. El siete del Gallo miró fijo a Mendoza y la colocó junto al segundo palo.

El delirio se apoderó del público y desde el campo, el equipo seguía alimentando la fiesta. Antes de los veinte llegó el tercero. Otra vez Akerman entrando por derecha. Otra vez  Mendoza dispuesto a sufrirlo y otra vez el grito de los más de doce mil hinchas del Gallo que coparon el Nuevo Urbano. 3 a 0.

Basta para el nueve dijo Grana a los veinticinco del complemento y el estadio se vino abajo aplaudiendo al ídolo. En su lugar ingresó el Pelado González que le aportó un poco más de precisión al juego. De punta, solo Mariano Martínez.

Del otro lado, Ruíz sumaba delanteros y obligaba a Morón a marcar con en algunos pasajes. El que bajaba a cubrir posiciones defensivas era Martín Granero. Inmenso, el Polaco dejó la piel en cada pelota y cubrió el hueco que dejaba la defensa de tres.

El último ingreso fue el de Gastón Sánchez. Lo hizo por Mariano Barbieri, de muy buen partido. Y el Polaco también sería protagonista gracias a su velocidad. Poco después de su entrada, el ex hombre de Dálmine se proyectó por derecha y recibió en soledad la gran asistencia de González. Claro como pocas veces, Sánchez encaró al arco y definió fuerte y abajo para el cuarto.

En los diez que restaban, el Gallo intentó ir en busca del quinto. Federico Chacón, que entró por Gerardo Martínez iba en busca del suyo. Pudo haber llegado algún gol más. El pelado González estrelló un gran remate en el travesaño de Mendoza y se quedó con las ganas. Mariano Martínez casi lo logra con un envío bajo y fortísimo que el arquero echó al córner.

Poco después del tiempo cumplido, Possi se apiadó de Flandria y pitó el final. Final de un partido en el que Morón dejó claro que está para otra cosa, aunque pelee abajo. Final de una primera rueda que encuentra al Gallo mucho más aliviado en la zona de los promedios. 

Hace un tiempo -muy poco tiempo- eran varios los que dudaban. No había muchos convencidos. Ni siquiera los más optimistas hubieran imaginado este cierre. Tranquilo abajo. Prendido arriba. Y a las puertas de un segundo semestre plagado de esperanzas.