Foto: Osvaldo Abades (h) 153-920-5117 |
La vieja frase que dice "un tiempo para cada uno" tuvo asidero en la noche del Beranger. Desde el inicio de las acciones el local tuvo la pelota y el dominio del terreno para acorralar a un Morón que no lograba salir para hilvanar juego.
Con la sociedad que establecieron por la izquierda Cristian Quiñonez y Leonardo Di Lorenzo, Temperley aprovechaba la espalda de Barbieri y la soledad de Otermín para inquietar al Gallo.
Fue tras un lateral por ese sector que llegó el centro de Di Lorenzo. La pelota superó a todos y le cayó por el segundo palo a Fernando Brandan que la bajó con el pecho y cruzó un remate fuerte y esquinado que resultó imposible para Migliardi.
De allí en más casi todo fue para el Celeste. Brandan volvió a tenerlo pero elevó su disparo por encima del travesaño. Casi al mismo lugar, pero después de un rebote en una pelota parada, la tiró Gastón Aguirre. Luis López, que volvía de una lesión y terminó siendo menos de lo que se temía, tuvo una sobre el final pero su disparo salió ancho por el segundo palo. Pero sin dudas la más clara fue el mano a mano que Migliardi le tapó a Gastón Corado. Chiche se jugó el cuerpo y se quedó con el segundo grito de Temperley.
Por su parte, Morón iba pero sin peso. Las imprecisiones del último toque abortaban cada intento. La más clara que tuvo el Gallo fue un remate de Esteban González que Quiñonez sacó en la línea cuando entraba Cérica para asegurar. Antes, un remate de Akerman con zurda obligó a Crivelli a revolcarse ara sacarla.
Morón había sido menos que su rival hasta ahí. Pero estaba a tiro en el marcador y eso fue lo mejor que dejó el primer tiempo.
Como si el terreno estuviera en declive para un solo arco, la segunda mitad se jugó casi toda del lado de Crivelli. Morón se hizo dueño de la pelota desde el arranque. Con los ingresos de Gastón Sánchez y Leandro Rodríguez por Gerardo Martínez y Cérica, Grana le imprimió más ritmo a los ataques de su equipo aunque sin llegar a ser demasiado profundos.
Mientras tanto, Temperley tuvo una que pudo haber sido la definición. Un centro desde la izquierda le cayó en la cabeza a Bolatti. El envío tenía destino de gol, pero Chiche volvió a vestirse de superhéroe y con una volada fantástica la mandó al córner.
La entrada de Mariano Martínez por un Akerman que sigue sin encontrarse tras la lesión, le dio más peso en ofensiva al conjunto del oeste en busca del empate. Y fueron los tres refrescos los que generaron la jugada del gol. Una buena pared entre Sánchez y Rodríguez en la puerta del área desembocó en el desborde del Polaco quien tiró el centro atrás para la llegada de Martínez que la empujó al arco vacío.
Con el empate, Morón se agrandó y tuvo las chances para ganarlo. Un centro de Sánchez -que fue desequilibrante por la derecha desde que entró- para Rodríguez, que no llegó a conectar por el segundo palo. Una nueva corrida de La Bomba, que utilizó a Martínez como falso receptor, hasta ser detenido por uno de los centrales del Gasolero. Y la más clara, Rodríguez volvió a ganarla por derecha, llegó al fondo y lo vio solito a González por la media luna del área. El pelado -con arco casi libre- la paró, se acomodó y cuando sacó el remate fue obstruido por Brian Cucco.
Fue la última, la que pudo darle a Morón un triunfo que -acaso- no merecía. Cada uno regaló un tiempo y fue dueño del otro. Cada uno sabe que pudo ganarlo y que también pudo perderlo. Por eso, en un partido en el que se repartieron pelota, terreno, trámite y llegadas el empate fue lo más justo y a Morón le sabe a negocio.
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